El peligro de las especies invasoras

Por: Perla Aketzali Ramírez Cuenca

Desde hace millones de años, el ser humano ha intervenido en la naturaleza y ha traído como consecuencia múltiples afectaciones a la misma. La introducción de especies exóticas invasoras, por ejemplo, que se transportan de lugares lejanos a un nuevo medio ambiente en el que se establecen y se reproducen, afectan a las especies nativas.

Las especies invasoras son definidas como aquellas plantas, animales o patógenos microscópicos que, una vez sacados de su hábitat natural, se establecen, propagan y dañan el medio ambiente, la economía o la salud humana en su nuevo hábitat (Commision for Environmental Cooperation, 2008). Constituyen un peligro inminente ya que representan una de las principales causas de pérdida de vida silvestre a nivel mundial.

El gran Informe Mundial sobre la Diversidad Biológica y los Servicios de los Ecosistemas del 2019, establece que “muchos tipos de contaminación, así como las especies exóticas invasoras, van en aumento, lo que conlleva consecuencias negativas para la naturaleza… Los registros acumulados sobre especies exóticas invasoras han aumentado un 40 % desde 1980”.

De acuerdo con Ileana Herrera, bióloga, profesora de la Universidad Espíritu Santo e investigadora del Instituto Nacional de Biodiversidad de Ecuador, se puede hablar de una especie introducida o exótica cuando ésta es llevada de su ecosistema natural a otro, tanto de forma deliberada como accidental. Además, dentro de este análisis se encuentran otras categorías tales como especie exótica, introducida y naturalizada, las cuales no constituyen un sinónimo de invasora.

El aumento e intensificación del comercio internacional, así como la innovación y uso de los transportes mundiales, ha traído como consecuencia un aumento significativo en la introducción de especies no nativas. Los países que tienen mayor información y estudios sobre especies invasoras son Brasil, Chile y Argentina.

De acuerdo con Paz (2022),  en Brasil hay 573 plantas naturalizadas, de las cuales 194 se consideran invasoras; en Chile la lista de naturalizadas llega a 743 pero el número de invasoras se desconoce y, en Argentina, se han identificado 1401 especies de plantas no nativas en las áreas protegidas del país pero no se saben cuántas son naturalizadas y cuántas son invasoras.

En términos ambientales, las especies invasoras, además de que desplazan a las plantas nativas, también pueden entrar en contacto con otros elementos como el fuego o el agua, de tal manera que desequilibran las condiciones del ecosistema. En el caso del contacto con fuego, pueden aumentar las probabilidades de incendios forestales en los diferentes medios; por otra parte, en el caso del vital líquido, las especies invasoras podrían utilizar más agua que la vegetación nativa, creando un desequilibrio en términos de este recurso.

Asimismo, el cambio climático generado, entre muchas cosas, por las grandes industrias, debilita a las especies, afecta de manera directa a los ecosistemas, y provoca que éstos sean más receptivos a especies invasoras debido a que los inviernos menos fríos generan el potencial para que aumente de manera importante la introducción de estas especies (CEC, 2008).

En términos económicos, la introducción de especies invasoras puede causar pérdidas multimillonarias. Hay especies que constituyen plagas para otras especies y que afectan los cultivos, los cuales son elementales para la economía de los países. En México, por ejemplo, hay un alto riesgo de que la palomilla del nopal afecte la economía de la industria del nopal y las tunas, ya que constituye una plaga para estos cultivos.

Aunque las investigaciones son múltiples en este ámbito, América del Sur enfrenta todavía un enorme reto ya que las consecuencias provocadas por las especies invasoras son desconocidas en gran medida, ya que se privilegian los proyectos económicos sin tomar en cuenta las afectaciones ambientales que perjudican a poblaciones en diferentes medidas.

Fuentes de consulta:

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